Constantemente hemos escuchado que los niños desarrollan el gusto por la lectura en casa. Si, lo sabemos y quizás (por fortuna) seamos asiduos lectores que podamos servir de ejemplo visual como comienzo para ellos, pero puede caber la posibilidad de que no seamos amantes de la lectura, entonces nos enfrentamos a la pregunta de ¿Cómo comenzar a desarrollar el gusto por la lectura en mi hijo (a)? o más específicamente "Me han dicho que debo leerle a mi hijo pero ¿Cómo comienzo? ¿Qué libros elijo?"
Lo más importante de todo es partir de la acción, es decir, comienza. No esperes a ser experto (a), si crees que solo quienes saben hacerlo lo pueden llevar a cabo, jamás te atreverás. Comienza a crecer junto con tu hijo (a).
Tú lo conoces mejor que nadie. Identifica aquellos intereses que dominan su atención en este momento, ya sean dinosaurios, princesas, cocina, superhéroes, amigos, escuela, algún miedo en particular o suceso familiar, cualquier cosa puede ser un detonante para captar su interés.
Después de ello busca un libro que se relacione con el tema y sobre todo que sea acorde a su edad.
Actualmente existen muchas editoriales especializadas en literatura infantil que cuentan un vasto catálogo de obras de diversos autores. Trata de buscar nuevos autores, temas distintos. No digo que abandones por completo los cuentos clásicos o las versiones escritas de algunas películas de dibujos animados, pero trata de ampliar las opciones de tu pequeño (a). Los niños interactúan con lo que saben, lo que conocen, así que es tu responsabilidad brindarles opciones novedosas.
Otro aspecto a considerar es la edad adecuada. Cada texto infantil está escrito para un público específico. Si es demasiado básico, se aburrirá fácilmente, si es demasiado extenso o complejo para su edad no encontrará el vínculo para identificarse con la obra. Editoriales como Alfaguara, SM, Fondo de Cultura Económica entre otras, manejan clasificaciones de sus obras de literatura infantil considerando la edad y destreza para leer. Ve probando cuales son más adecuadas y progresivamente aumenta la complejidad para que desarrolles su atención y concentración, así como para que brindes nuevo vocabulario.
Todos podemos ser lectores, entonces ¿por qué no todos leemos por placer? Desgraciadamente aquellos que no poseen un gusto por la lectura ha sido porque han tenido experiencias poco gratas con esta práctica, o bien porque no crecieron en ambientes lectores. Sin embargo nunca es tarde para fomentar este hábito, incluso en uno mismo. Busca temas de tu interés. No te dejes apabullar por títulos o escritores laureados, lee lo que quieras, lo que te interesa, lo que te divierte. No te sientas obligado (a) por leer algo en particular, puedes proponerte alguna obra famosa e irte adentrando en ella pero no es obligatorio que te guste un libro, por más famoso que sea. Es más, si un libro no te gusta, uno de tus derechos como lector es no concluirlo o darle una pausa hasta que decidas terminarlo. Recuerda leer debe ser un gusto, no un pesar.
Así que empieza por ti. Cuando encuentres lo que te gusta o interesa, practica. Comienza por periodos breves a leer, puedes incluso, asignar tiempos para leer y cuando menos lo imagines, te verás leyendo por más tiempo y desearás hacerlo con más frecuencia.
Atrévete a leer y comprométete a leerle a tu hijo y promover que él lo vaya haciendo, pero por gusto, no por imposición. Disfruten juntos y así verás como esto se volverá un momento recreativo para ambos.
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