Maduración neurológica, clave para iniciar el proceso de la lectura.
Amalia Gordóvil, psicoterapeuta infantil, aboga por respetar la maduración neurológica necesaria para iniciarse en el proceso de la lectura.
En la enseñanza formal de la lectura hay dos posicionamientos: en el primero están los partidarios de enseñar a leer a los niños a partir de los tres años, y en el segundo, quienes creen que es mejor hacerlo después de los seis. Para la psicoterapeuta infantil, Amalia Gordóvil, fijar una edad para aprender a leer es frustrar a los niños, porque hay que esperar a la maduración cerebral de los menores.
Para la también profesora de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), lo más adecuado es encontrar un punto de equilibrio: “Hay que estimular la curiosidad de los niños al principio con actividades relacionadas con la lectura, como que el maestro o los padres les lean cuentos, hablar sobre algún texto conjuntamente..., y, a partir de ahí, ir introduciendo aprendizajes más complejos, valorando en todo momento el desarrollo individual de cada niño”, explicó en entrevista con el diario español ABC.
La experta explicó que, a diferencia de lo que sucede con el lenguaje oral, el aprendizaje de la lectura no se hace espontáneamente. “Leer requiere una enseñanza con unas prácticas educativas concretas. Hay que cumplir unos requisitos previos vinculados a la maduración neurológica que se correlacionan positivamente con la edad. Cuanto mayor es el niño, más maduración hay”, señaló Gordóvil.
Las últimas investigaciones neurológicas han comprobado que la lectura activa en el cerebro el sistema el motor, el sensorial, y áreas vinculadas a las funciones de lenguaje, la memoria y la atención. Según Gordóvil, hay niños que a los cinco o seis años no están preparados para iniciarse en la lectura y eso no debe ser un problema. Según la experta, hay que respetar su velocidad de “maduración neurobiológica”.
“Establecer que todos los niños de seis años deben saber leer es contribuir a la frustración y desinterés de los que tienen un ritmo de desarrollo diferente”, añadió. La profesora recordó también que la forma de aprender de los niños es jugando: “Ésta debe ser la prioridad en estas edades; no se debe forzar una maquinaria que todavía no está a punto”.
Fuente:
Editorial SM. Maduración neurológica, base para la lectoescritura.
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